Te mandaste una y te salió. La
descuidaste, te la sabías todas. Te creíste él más banana, te engolosinaste y
sin que te dieras cuenta, se te empezaron a quemar los papeles. Vos, como de
costumbre tirás boludo. Si hay algo que aprendiste bien es a negar, negar como
si fuera la última vez. Te auto justificas y te decís que es innato, que tenés
el don. Sos entrador, negás, juras y te lamentas. La verdad es que no tenés ningún
don. Sos un ser manipulador que con malicia y ardides berretas, saliste parado,
o eso creías. ¿Sabés qué? Si te dejaron hacer aun cuando sabían que eras un
gil, no fue por mérito tuyo que te salían todas. Más bien fue su forma de
colmarse para decir nunca más.
Ese día llegó, y ahí estabas vos
con tu mejor cara de nada, cuando te dijo “Me duele pero me voy. Tenés derecho
a guardar recuerdos, pero todo lo que ames podrá ser usado en tu contra”.-
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