Hace mucho tiempo que tengo ganas de escribir sobre este asunto de la solidaridad y las necesidades del otro. Para empezar quiero remarcar dos cosas: me niego a creer que la mala gente es más y la otra es que "me considero solidario porque soy egoísta". Sí, egoísta. Si hago algo es porque me hace bien a mí. Si bien hay una empatía que no me permite tolerar que otro tenga necesidades básicas insatisfechas, en el fondo, es más fuerte la sensación de tranquilidad por haber hecho algo.
Hay muchas razones por las cuales las personas deciden colaborar con alguna causa: hay gente que lo hace por "pagar su karma", otros lo hacen porque está bien visto hacerlo, muchos otros lo harán por pura filantropía, también, estará aquel que contempla la situación y siente la tensión al preguntarse ¿qué pasaría si ese soy yo? o ¿si fuera mi familia? y como mecanismo de defensa decide sublimar la tensión por medio de la colaboración. Y están los que lo tienen como su misión en la vida. A esas personas no puedo más que admirarlas mucho.
Para que todos los anteriores existan, es condición necesaria, que exista otro tipo de egoísmo. El egoísmo que niega realidades, el egoísmo que ignora un pedido, el egoísmo del que se mandó una cagada o que no hizo algo que debía hacer y le arruinó la vida a mucha gente.
Sinceramente a mí no me importa para nada que los motiva -o los puede llegar a motivar- para dar una mano. Podes hacer tantas cosas como tus ganas o posibilidades te lo permitan. Desde visitar a personas que están en situación de calle hasta una acción suelta y aislada para un evento por el día del niño. Podes hacer un aporte único de 10$ en una rifa o sumarte como donante mensual en una organización. Nadie va a juzgar ni medir el aporte que hagas porque todo es mucho y siempre suma. Y ESO ES LO IMPORTANTE.-
@mnferri