Estoy
triste no por la muerte del fiscal, muerte que obviamente es lamentable,
sino por la muerte del periodismo serio que se suma a las muertes de la
conciencia y la prudencia en la sociedad. Lo más angustiante es que no esperaba
otra cosa.
Lo más
sensato que se pudo leer hoy fue esta actualización
de los chicos de la garganta
poderosa. https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=795185467216985&id=213440425391495&fref=nf&pnref=story
Abundaron los comentarios poco felices, desafortunados, algunos increíblemente
insensatos y una minoría que pide prudencia, que se trate el caso con el
respeto y la seriedad debida. Prudencia no significa lentitud, del mismo modo,
que celeridad no implica una placa de primicia vaya a saber Dios chequeada por
quién. Tan poco faltó el ganso que
pretende ser el “distinto” el que resalta por el comentario chistoso e
ingenioso como por ej: https://twitter.com/SrSambucetti/status/557340888649986049/photo/1
este es solo un ejemplo de los tantos que hubo y que habrá.
Se llegó a un nivel de confrontación y de des-legitimación del pensamiento del otro que a las siete de la mañana del día de hoy ya
estaban instaladas con la misma fuerza las hipótesis del asesinato o del
suicidio del fiscal Nisman. Si decías que fue un asesinato, automáticamente te convertías
en un "gorila" en un crédulo, en un golpista que compra un mensaje
instalado y demás atrocidades. En cambio, si te parabas de la vereda de
enfrente eras un idiota, un ciego que avala a una asesina, un planero, un hipócrita
y muchas otras formas de agredir al otro.
Conforme
pasara el día sin información oficial, real y prolija cada uno adoptaría con
más fuerza la hipótesis que decidió abonar y ya poco importará si fue un
suicidio o un asesinato ya que algunos no lo creerán, mientras que otros no lo
perdonaran. Los medios se refugian en “Campillay”
para decir cualquier animalada sin pagar o asumir costos por eso.
Y
obviamente no faltaron los políticos oportunistas, al igual que los periodistas
de color, que aún ante una muerte insoportablemente ensordecedora como esta,
buscaron llevar el agua para su molino. Desde preguntas con la respuesta implícita
en la pregunta hasta declaraciones y explicaciones técnicas como si fueran
peritos criminalísticos. Unos verdaderos CSI.
Todo se volvió
absurdamente iracundo dentro de ese río indómito de vociferaciones en donde
conviven medios y redes sociales. Esperaba por la cadena nacional, en este caso
no la de la presidenta (que se manifestó a través de un comunicado https://www.facebook.com/notes/cristina-fernandez-de-kirchner/amia-otra-vez-tragedia-confusi%C3%B3n-mentira-e-interrogantes/1014136438614222
) que lejos de aportar algo solo hizo
ruido, sino que tenía la ingenua
esperanza de que ante un hecho así la prudencia y la coherencia ante una muerte
más en democracia, la muerte 86 del atentado de la AMIA que llega 20 años después
de que se perpetuara el hecho, nos encontrara al menos siendo cautelosos al
hablar sin comprar nada ni de un lado ni del otro pero evidentemente no
aprendimos nada. La grieta se hizo cada vez más grande y la cadena se rompió.
@mnferri
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