lunes, 19 de enero de 2015

Esperaba la cadena nacional.


Estoy triste no  por la muerte del fiscal, muerte que obviamente es lamentable, sino por la muerte del periodismo serio que se suma a las muertes de la conciencia y la prudencia en la sociedad. Lo más angustiante es que no esperaba otra cosa.

Lo más sensato que se pudo leer hoy  fue esta actualización de  los chicos de la garganta poderosa.  https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=795185467216985&id=213440425391495&fref=nf&pnref=story

Abundaron los comentarios poco felices, desafortunados, algunos increíblemente insensatos y una minoría que pide prudencia, que se trate el caso con el respeto y la seriedad debida. Prudencia no significa lentitud, del mismo modo, que celeridad no implica una placa de primicia vaya a saber Dios chequeada por quién.  Tan poco faltó el ganso que pretende ser el “distinto” el que resalta por el comentario chistoso e ingenioso como por ej: https://twitter.com/SrSambucetti/status/557340888649986049/photo/1 este es solo un ejemplo de los tantos que hubo y que habrá.
Se llegó a un nivel de  confrontación y de des-legitimación del pensamiento del otro  que a las siete de la mañana del día de hoy ya estaban instaladas con la misma fuerza las hipótesis del asesinato o del suicidio del fiscal Nisman. Si decías que fue un asesinato, automáticamente te convertías en un "gorila" en un crédulo, en un golpista que compra un mensaje instalado y demás atrocidades. En cambio, si te parabas de la vereda de enfrente eras un idiota, un ciego que avala a una asesina, un planero, un hipócrita y muchas otras formas de agredir al otro.

Conforme pasara el día sin información oficial, real y prolija cada uno adoptaría con más fuerza la hipótesis que decidió abonar y ya poco importará si fue un suicidio o un asesinato ya que algunos no lo creerán, mientras que otros no lo perdonaran. Los medios se refugian en  “Campillay” para decir cualquier animalada sin pagar o asumir costos por eso.
Y obviamente no faltaron los políticos oportunistas, al igual que los periodistas de color, que aún ante una muerte insoportablemente ensordecedora como esta, buscaron llevar el agua para su molino. Desde preguntas con la respuesta implícita en la pregunta hasta declaraciones y explicaciones técnicas como si fueran peritos criminalísticos. Unos verdaderos CSI.

Todo se volvió absurdamente iracundo dentro de ese río indómito de vociferaciones en donde conviven medios y redes sociales. Esperaba por la cadena nacional, en este caso no la de la presidenta (que se manifestó a través de un comunicado https://www.facebook.com/notes/cristina-fernandez-de-kirchner/amia-otra-vez-tragedia-confusi%C3%B3n-mentira-e-interrogantes/1014136438614222 ) que lejos de aportar algo  solo hizo ruido,  sino que tenía la ingenua esperanza de que ante un hecho así la prudencia y la coherencia ante una muerte más en democracia, la muerte 86 del atentado de la AMIA que llega 20 años después de que se perpetuara el hecho, nos encontrara al menos siendo cautelosos al hablar sin comprar nada ni de un lado ni del otro pero evidentemente no aprendimos nada. La grieta se hizo cada vez más grande y la cadena se rompió.
@mnferri

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