Vivieron su infancia temprana en distintos hogares. Permanecieron como dos perfectos desconocidos hasta ya entrados en su adolescencia. Ella siempre fue la chica diez, aplicada inteligente y cautivadora. Él, en cambio, era estructurado, apegado a las normas por demás y con un marcado interés por las necesidades del otro. Y aunque buscaba siempre tener un rendimiento acorde a sus propias exigencias pretendía pasar desapercibido sin que nadie ponga demasiada atención en él.
Sus vidas se cruzaron de un modo casi accidental como suelen ocasionarse estos encuentros. Amigos en común, una celebración, una reunión, una salida bastaron para que la atención de uno se desviara al otro. Él con aires de "intelectual" no podía comprender como había pasado tanto tiempo de su vida sin conocer la sensación única de pasar una noche hablando con una persona sobre cosas que le interesaran y él no creyera básicas e inmaduras. La noche terminó y todo siguió por sus carriles normales se despidieron, cada uno se fue por su lado y con su compañía.
Pasó mucho tiempo hasta un próximo encuentro pero la relación se mantuvo fluida. Un mensaje de buenos días, un ¿cómo te fue hoy? y demás formas de mostrar interés sin ser directo. Él se dejó cautivar por ella, visualizó cosas que no tenía, cosas que él siempre quiso hacer y le atribuyó capacidades que quizás no le correspondían. Ahí estaba el boludo, idealizándola. Había pisado el palito y estaba a su total merced.
Ella siempre tuvo claro lo que quería y cuando se sintió "estancada" se reinventó. Creció, paseó sus habilidades y capacidades por donde la necesitaron y cuando quiso, voló. Él, citando a las pastillas, tenía un candombe en la cabeza que no era para bailar. Se acomodó pero ya era tarde. Ella tenía su vida ordenada. Él por no sentirse culpable hizo algún intento a sabiendas de que no iba a alcanzar nada. Luego él ordenó su vida y ella comenzó a “desordenar orquestadamente" la suya. Nuevamente para él era tarde.
Nada garantizaba que ella tuviera algún interés por él, pero él tampoco hizo nada por averiguarlo. Sus vidas, nuevamente siguieron por caminos diferentes.
Tiempo después coincidieron en la misma empresa y él se decidió en hacer esfuerzos concretos y reales, a hablar con la verdad, de un modo frontal y que no importen las consecuencias, total era lo mismo eso que nada. Pero ya era demasiado tarde, otra vez.
Hoy, ella está viviendo su sueño, mientras que él sueña vivir con ella.-
@mnferri
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